LA TELEMEDICINA

Creemos en la telemedicina como consulta monográfica y apoyo médico para los Enfermos de Crohn y Colitis Ulcerativa. Empezando por consulta directa al facultativo por chat / foro para temas simples. De hecho ya existe una asistencia preliminar para los ostomizados. Significaría un ahorro en irritaciones (=salud), tiempo y dinero muy importante !

No basta pues con una página simple y plana !

Para empezar necesitamos la participación activa en chat y foro de expertos en Crohn y C.U. para ir superando al menos algunas cosas en el momento. No obstante queda mucho por andar ......     desarollo tecnológico, organización, instrucciónes de uso y aceptación general, temas de orden jurídico, financiación....

Vean también lo que publicabamos ya 22.2.1998:   POR LOS AIRES

 

Viernes, 26 de Septiembre de 2003
MUNDOSALUD.COM

INVENTO ESPAÑOL
Medicina por control remoto
JORGE ESCOHOTADO

Olvídese del fatigoso trayecto que supone llegar desde su casa hasta la consulta del médico y rompa con las barreras geográficas y los escenarios establecidos por instalaciones sanitarias que poco a poco se van quedado obsoletas: la telemedicina (procedimiento obtenido como fruto de la fusión de la informática y de las telecomunicaciones al servicio de la sanidad) es un hecho cada vez más común. Esta semana se ha dado a conocer un llamativo avance en este campo, y lo más importante es que son científicos españoles los que han diseñado y probado con éxito un sistema de control remoto que mide la capacidad pulmonar de pacientes que no pueden desplazarse al hospital o realizar correctamente un exámen respiratorio.

La telemedicina está modificando sustancialmente las posibilidades de los sistemas sanitarios donde se está aplicando. Aunque los expertos opinan que la explosión de las telecomunicaciones aplicadas a la sanidad tendrá lugar en el año 2005, por ahora la implantación de la telemedicina es constante en términos generales, pero desigual geográficamente. Tras la desaparición del Insalud el año pasado varias comunidades continúan reorganizando sus competencias, pero no son pocas las que han iniciado ensayos piloto pensando en un futuro cercano. Servicios de telemedicina ya están funcionando en algunas zonas de Andalucía, Extremadura, Valencia, Cataluña y Madrid, pero se espera la pronta instauración de este procedimiento en otras regiones.

Los científicos españoles han querido sumarse a la investigacion en el campo de la telemedicina, y la mejor manera de demostrarlo ha sido la creación de este moderno aparato.

"Con nuestro dispositivo el paciente es capaz de hacerse la prueba él sólo y enviarla al hospital, lo que facilita enormemente las cosas", asegura con cierto aire de satisfactión Ramón Farré, director de la Unidad de Biofísica y Bioingeniería de la facultad de medicina de la Universidad de Barcelona e inventor del sistema de control portatil para medir el grado de obstrucción pulmonar.

El artilugio ha sido probado con éxito y consiste en un sistema de control remoto que permite medir la capacidad pulmonar de pacientes que por alguna razón tienen dificultades para someterse a un exámen respiratorio (espirometría). El aparato se basa en la técnica de oscilación forzada (TOF), método que ya existe en los hospitales desde hace 50 años, aunque ocupa grandes espacios y nada tiene que ver con llevarse el medidor portatil a casa. En los centros hospitalarios se considera una técnica alternativa cuando el enfermo no tiene otra posibilidad de controlar su patología.

"La espirometría es la técnica de referencia basada en el esfuerzo máximo del paciente, por lo que es una medición bastante molesta y a veces inpracticable, sobre todo en ancianos y niños", afirma Farré.

El aparato consiste en un pequeño altavoz que genera una minúscula vibración. El dispositivo cuantifica dos variables para calcular el grado de obstrucción de las vías respiratorias de forma espontánea: la oscilación de presión y la oscilación de flujo. El sistema ideado por este científico es sencillo y requiere un esfuerzo mínimo por parte del paciente, que sopla por una boquilla mientras un ordenador va registrando los datos.

"Ni sufre ni lo percibe, porque la frecuencia es muy baja, concretamente de cinco hertzios", explica el creador del dispositivo.

Para probar la fiabilidad del dispositivo los investigadores catalanes han realizado un ensayo con nueve pacientes que padecían asma, y los resultados obtenidos han sido "totalmente fiables", aseguran. El estudio ha sido además publicado en el 'European Respiratory Journal'.

 Desde el punto de vista técnico, aún quedan por implementar algunas prestaciones del aparato como, por ejemplo, el control remoto del paciente mediante la transmisión de los datos por vía telefónica. Desde la perspectiva clínica, el objetivo es incluir en un futuro estudio un número mayor de pacientes y realizar un análisis sistemático de validación del método que se emplea. También está previsto extender el estudio en pediatría y a pacientes con una enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), cuya atención domiciliaria es mucho más ventajosa (coste-efectiva) que el tratamiento convencional en el hospital. Este trabajo forma parte del programa CHRONIC implementado por el Hospital Clínic y la Universidad de Barcelona, cuyo mayor objetivo es realizar atención médica a los pacientes de forma no presencial a través de la transmisión de la información biomédica fiable en tiempo real.

Telemedicina: una revolución del procedimiento
Las ventajas de esta manera de entender la medicina son numerosas. Para empezar, con la telemedicina el paciente puede almacenar todo su historial (análisis, radiografías, etc) en formato digital, de manera que su médico puede consultar en todo momento la historia clínica del paciente desde una agenda electrónica de bolsillo. Pero la aplicación más importante es sin duda para los pacientes residentes en áreas rurales, donde los centros de salud y los especialistas escasean y a menudo hay que recorrer varias veces largas distancias para obtener un diagnóstico, lo que encarece mucho la consulta. Las islas, sobre todo las especialmente pequeñas, también pueden ver reducida su aislamiento gracias a la implantación de la telemedicina.

En términos generales, las aplicaciones de la telemedicina podrían centrarse en tres parcelas: para el paciente (reduce el gasto y la pérdida de tiempo en el desplazamiento además de mejorar la calidad asistencial), para el médico (aumenta la rapidez con que se puede recabar una segunda opinión, mejora la coordinación clínica, incrementa el nivel de conocimientos del profesional y da más poder a los médicos que ejercen en áreas rurales) y para el servicio (mejora la continuidad asistencial, permite llegar a personas aisladas, reduce las listas de espera y acorta la estancia hospitalaria).

"Los especialistas residen en las ciudades y a veces el paciente tiene que recorrer 150 kilómetros en taxi para ver al radiólogo", declara Fernando izquierdo, director de desarrollo de Vitelnet, una empresa estadounidense con participación española que provee sistemas y soluciones de telemedicina en Extremadura interconectando 11 hospitales y 18 centros de salud.

Se podría decir que la telemedicina avanza tan rápido como la marea en la isla francesa de St Michael. Estas modernas técnicas se van perfeccionando cada día y los pacientes dispondrán en breve de la capacidad de enviar sus electrocardiogramas por un mensaje a través de su teléfono móvil, realizar la diálisis en su domicilio y cotejar los datos con el nefrólogo online, medir en todo momento los niveles de glucosa en personas diabéticas, enviar radiografías, mamografías y ecografías en tiempo real, comunicarse con el fisioterapéuta, psiquiatra o dermatólogo mediante una webcam y recibir un tratamiento adecuado a 10.000 metros de altura en caso de sufrir algún problema cuando estemos viajando en avión (1000 pasajeros sufrieron en todo el mundo una parada cardiaca a bordo de una aeronave). Casi nada.

 "La revolución de verdad todavía no ha llegado a la medicina, eso ocurrirá cuando los hospitales no estén inundados de papeles. Y con el cambio a formato digital tiene que producirse un cambio paralelo de mentalidad y forma de trabajar, sino será imposible", sentencia Izquierdo.

Aunque las aplicaciones de la telemedicina pueden hacer que la vida de las personas sea más confortable, se trata de un campo no carente de riesgos. Uno de ellos es que la confidencialidad de los registros médicos podría verse alterada. Por otro lado, las casas comerciales pueden utilizar su influencia para marcar el ritmo de desarrollo de nuevas técnicas desde una óptica mercantil.

Otro aspecto importante es que en telemedicina es primordial verificar la fiabilidad de los datos, ya que el telemédico no tiene contacto físico con el paciente y no puede asegurarse de la exactitud de los hechos. Por ello, es aconsejable que el facultativo averigue que tanto la información como la tecnología utilizada para su transmisión sean fiables. Por ello, varios expertos abogan por la elaboración de un texto internacional que regule cuestiones relativas al ejercicio de la telemedicina como la responsabilidad civil y la protección de datos. En su opinión, se trata de una situación normativa en la que existe una especie de "desierto", pues no hay regulación ni tampoco jurisprudencia a la que remitirse.

"Hemos llegado al punto en el que, virtualmente, podemos hacer lo que queramos en el campo de las comunicaciones. Los problemas ya no son tecnológicos, sino económicos, legales o políticos", escribió el prosista de ciencia ficción Arthur C. Clarke. Pero lo hizo hace 20 años. Tomen nota.
 

 

Sábado, 01 de Junio de 2002, número 482
MUNDOSALUD.COM
 
TELEMEDICINA
Los mejores médicos al alcance de todos
 
ISABEL PERANCHO

¿Se imagina que los mejores especialistas del país pudieran atenderle en el centro de salud más próximo a su casa sin necesidad de que el médico de cabecera le derive al hospital? Pues en unos cinco años esta será la realidad cotidiana en muchas poblaciones españolas. Gracias al espectacular desarrollo de las tecnologías de la comunicación y a aplicaciones como la videoconferencia ya es posible unir en un mismo espacio virtual a un paciente y su médico de atención primaria con el experto situado a muchos kilómetros de distancia.

¿Que le ha aparecido una mancha sospechosa sobre la piel? No se preocupe, una llamada y el dermatólogo se trasladará virtualmente a la consulta de su médico de familia y ambos discutirán, a través de un monitor mientras ven en pantalla una imagen digitalizada de su lesión cutánea, el mejor tratamiento.

Casi todas las comunidades autónomas españolas están ya ensayando programas de telemedicina que interconectan la asistencia primaria con la hospitalaria utilizando este tipo de sistemas. En un futuro no muy lejano, el peso de la atención sanitaria dejará de reposar sobre el hospital. Su misión será el teleasesoramiento.

Los materiales con los que se edificarán los futuros servicios de salud no serán ladrillos y piquetas, sino las nuevas tecnologías de la comunicación que están permitiendo superar la barrera de la dispersión geográfica y enlazar los centros periféricos con el segundo nivel asistencial en tiempo real.

Una realidad
En muchos lugares de España la telemedicina ya es una realidad y su objetivo es poner a disposición del paciente el mejor profesional sin necesidad de incómodos desplazamientos ni pruebas médicas innecesarias y disminuir los costes de la asistencia en hasta un 30%, de acuerdo a diversas estimaciones.

Entre un 10% y un 20% de las visitas al médico de cabecera acaba siendo derivada a un especialista hospitalario. Según Juan Rovirosa, presidente de la Asociación Europea de Telemedicina, un soporte técnico adecuado puede dejar este porcentaje «en menos del 5%» y también evitar gran parte de ese «25% de tests complementarios que al final no aporta nada al diagnóstico».

Las primeras experiencias se iniciaron hace menos de una década. Entonces la tecnología era precaria y numerosos proyectos no superaron la fase piloto. Sólo el reciente desarrollo de las redes de comunicación de banda ancha ha permitido retomar estas iniciativas y, ahora, con éxito. «La fiabilidad del telediagnóstico con información digital es equiparable a la del obtenido por el procedimiento tradicional y ronda el 80%», asegura Rovirosa.

Telediagnóstico
«Las líneas telefónicas digitales, la fibra óptica, los radioenlaces y los satélites permiten actualmente enviar y recibir grandes cantidades de datos e imágenes de alta resolución con una calidad comparable a la convencional, en tiempo real o en sólo cuestión de segundos y sin cortes de emisión», explica José Arteche, subdirector general de la compañía española de telemedicina Comitas Comunicaciones.

Así, se pueden transferir de un lugar a otro, incluso si están separados por miles de kilómetros, desde una fotografía digital del fondo del ojo o de una lesión de la piel hasta una radiografía o una ecografía en movimiento, y otros datos médicos, como las constantes vitales, tomados al paciente durante la consulta.

Simultáneamente, el médico de cabecera puede solicitar su opinión profesional a un experto ubicado en otro lugar para, entre ambos, realizar un diagnóstico a distancia en presencia del propio paciente o en diferido, con una demora de tan sólo unas horas o unos días.

Es lo que se conoce como telediagnóstico o interconsulta, una nueva forma de trabajo que ha experimentado un notable desarrollo en las disciplinas médicas más visuales, las que más se apoyan en la imagen, como la dermatología, la oftalmología y la radiología, si bien se ensayan experiencias en telecardiología, telepsiquiatría, teleneurología y teleoncología, entre otras.

Aplicaciones
En opinión del experto en telemedicina y catedrático de la Universidad Complutense, Pedro Gil-Loyzaga, este soporte técnico «puede resultar especialmente útil en situaciones de emergencia, como catástrofes, accidentes o conflictos bélicos, en las que se necesita clasificar y estabilizar a los heridos y trasladar sólo a los más graves».

Pero ha demostrado ser particularmente adecuado para conectar los distintos niveles asistenciales, «lo que hará posible descongestionar muchos hospitales y acortar las listas de espera. En muchos casos se podrán resolver, incluso, las revisiones posquirúrgicas por esta vía», añade.

La realidad es que la asistencia telemática se está extendiendo como una mancha de aceite. Cada vez son más los servicios sanitarios públicos y privados, centros médicos militares, penitenciarios y empresas, como las navieras, que se están enganchando a ella. «Las ventajas son tan obvias que nos va a ser difícil responder a la demanda», augura Enrique Paseiro, jefe de Informática del Servicio Gallego de Salud.

Buena acogida
Simplificar los circuitos sanitarios, mejorar la comunicación entre los profesionales y facilitar el acceso de todos los actores del proceso médico a la información del paciente son otras bondades de esta última revolución tecnológica. Y la población la ha recibido con satisfacción, según plasma un estudio británico que hoy publica la revista 'The Lancet' .

Se trata del trabajo más amplio realizado hasta la fecha sobre este particular y recoge las experiencias de 134 médicos de 29 centros de atención primaria urbanos y rurales y 20 profesionales hospitalarios británicos (dedicados a disciplinas como la gastroenterología, la endocrinología, la neurología, la medicina interna, la urología, la otorrinolaringología y la traumatología) que fueron conectados mediante un sistema de videoconferencia.

Tras comparar y evaluar los casos de 2.100 pacientes a los que aleatoriamente se les asignó una visita al especialista siguiendo el procedimiento tradicional (desplazarse al hospital) o utilizando el telediagnóstico, los investigadores concluyen que los últimos están tan o más satisfechos que el resto, pero son sometidos a un menor número de pruebas complementarias.

La investigación ratifica el potencial de este tipo de asistencia, pero no oculta las dificultades con las que tropezará en su desarrollo. Por un lado, la reticencia de algunos profesionales, que pueden ver en ella una amenaza al concepto tradicional del quehacer sanitario o mostrar recelo ante su desconocimiento de estas herramientas.

Entre los profesionales
Alberto Hernández, miembro del equipo de telemedicina del Hospital Militar Gómez Ulla de Madrid, reconoce que la implantación en las unidades sanitarias desplegadas del Ejército está siendo más lenta de lo deseable «por la instrucción que requiere el personal para usar los equipos». Y Pedro Serrano, jefe del servicio de Planificación e Investigación del Servicio Canario de Salud, habla del «efecto choque» que se produce entre los profesionales.

El 40% de los médicos que lo usaron en un programa de telepsiquiatría y teledermatología instaurado hace cinco años entre la isla de Hierro y un hospital de Tenerife, mostraron dudas al principio. «La valoración mejoró mucho al irse familiarizando con la técnica», señala Serrano.

Sin embargo, el 97% de la población de la isla atendida telemáticamente prefería este sistema a tener que esperar a la visita quincenal del especialista.

Incorporar este servicio exige también introducir cambios en las organizaciones. «Y modificar hábitos de trabajo a veces muy arraigados», apostilla Jaume Aubia, vicepresidente del Colegio de Médicos de Barcelona.

Lo ideal sería poder tener al especialista al otro lado de la línea en cada momento, pero esta opción se suele limitar a casos urgentes. Lo habitual es pactar unos horarios de conexión al principio o al final de las jornadas, para no entorpecer la dinámica diaria ni saturar aún más unas consultas normalmente al límite.

Los costes iniciales de la inversión también pueden desanimar a las administraciones sanitarias menos opulentas. Equipar a un centro emisor oscila entre 24 y 60.000 euros (de cuatro a 10 millones de pesetas) y al de referencia unos 36.000 euros (seis millones).


 

Sábado, 09 de Octubre de 1999, número 359
MUNDOSALUD.COM
 
TECNOLOGIA España no está preparada para afrontar los retos de la telemedicina

Según las previsiones, la explosión de las telecomunicaciones aplicadas a la sanidad tendrá lugar en torno al año 2005. Sin embargo, si las instituciones públicas, los profesionales de la medicina y los pacientes no hacen un gran esfuerzo, nuestro país se quedará atrás.
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Alejandra Rodríguez
Ya lo apuntaba el artículo central de este suplemento hace dos semanas: España está perdiendo el tren de la tecnología aplicada a la práctica clínica. Si no se hace un gran esfuerzo de forma inmediata, nuestro país no se beneficiará de la revolución tecnológica que eclosionará, según el Instituto para el Futuro, a partir del próximo 2005.

Los procesos administrativos referidos a la atención al paciente se han automatizado en casi todas las instituciones sanitarias. Sin embargo, aún es una utopía (salvo en contadas excepciones del sector privado) que cada paciente tenga su historia clínica grabada en un CD-Rom, junto con los resultados de sus análisis y sus radiografías digitalizadas y que, además, los hospitales puedan intercambiarse, mediante redes de comunicación, toda la información para ofrecer un servicio de más calidad en el menor tiempo posible. Eso por no hablar de concertar la cita con el médico a través de Internet o consultarle dudas en un mensaje electrónico.

Para hacer un repaso de la situación de las telecomunicaciones en la sanidad, la Fundación SmithKline Beecham y la Fundación Sanitas organizaron el jueves un simposio sobre La tecnología de la Información: Impacto en la Política y gestión Sanitaria del siglo XXI. La conclusión fundamental es que en España queda mucho por hacer, y hay que hacerlo ya.

En algunas comunidades (Cataluña y País Vasco) ya se han puesto en marcha iniciativas en este sentido, pero aún estamos muy lejos de lo que Simon Wallace apuntó en su ponencia. Este médico británico, que ha trabajado en el King s Fund Center de Londres para profundizar en el ámbito de la tecnología de la información en el sector sanitario, esbozó cómo podría ser el panorama médico en el año 2010 si se incorporan las tecnologías oportunas.

En su recorrido imaginario, habló de radiografías digitales que los facultativos se remitirían por e-mail para consultarse dudas y contrastar opiniones. También explicó cómo un médico de urgencia podría recibir imágenes virtuales de las heridas de un accidentado mientras éste se encuentra aún en la ambulancia camino del hospital. O el caso de una madre que aprende a manejar el dosificador de los medicamentos que debe administrar a su hijo asmático, mediante un vídeo en la página web del especialista.

Estos recursos, que ahora nos parecen de ciencia-ficción, son el futuro inmediato de la medicina. Gracias a su aplicación se ahorrará no sólo dinero, sino también horas de trámites burocráticos. Además, se ofrecerá al enfermo la mejor de las asistencias posibles y se podrá intervenir con mayor rapidez, lo que es fundamental para curar muchas patologías.

No obstante, los avances tecnológicos siguen despertando cierto temor. De hecho, muchos profesionales médicos ofrecen cierta resistencia a estas nuevas técnicas y esgrimen argumentos legales y éticos poco claros para poner objeciones acerca de las nuevas tecnologías. Un ejemplo es la reticencia a informatizar las historias clínicas debido a posibles violaciones de la intimidad del enfermo y el hipotético acceso descontrolado a esa información. Teniendo en cuenta que actualmente este material se guarda en una carpeta de cartulina que pasa por muchas manos (celadores, enfermeros, el propio paciente...) de un departamento a otro de hospitales y ambulatorios, este temor parece absurdo.

Esta actitud, según expuso Jaume Aubia, vicepresidente del Colegio Oficial de Médicos de Barcelona (una de las instituciones que está fomentando la aplicación de las telecomunicaciones a la sanidad), se opone a la esencia de la práctica sanitaria. «La Medicina ama la innovación», explicó. «En la sanidad no se está aprovechando ni la mínima parte de las posibilidades que ofrecen las telecomunicaciones», afirmó con rotundiad.Según dijo Enrique Castellón Leal, subsecretario del Ministerio de Sanidad y Consumo, las nuevas tecnologías son asequibles para la mayoría de las instituciones.

Sin embargo, existe un grave problema de organización que hay que superar para lograr que España se adapte a los cambios tecnológicos relacionados con la atención médica. «Por nuestra parte, estamos abiertos a todas las iniciativas en este sentido», concluyó. Si esto es cierto, sólo queda retomar una pregunta formulada por Jaume Aubia: «¿Para cuándo la historia clínica informatizada y una ayuda a la práctica clínica on-line?».

 

Jueves, 26 de Enero de 1995, número 138
MUNDOSALUD.COM
 
TECNOLOGIA
La llegada de la Telemedicina

HASTA ahora, buena parte de la relación que los médicos tienen con un computador, un modem y un teléfono estaba limitada a las consultas que los galenos hacen a las bases de datos bibliográficas almacenadas en los superordenadores repartidos por muchas partes del mundo.

Nada o muy poco, salvo proyectos experimentales, permite que la telecomunicación ayude en el día a día del quehacer de los médicos. Ya existen experiencias, aunque han sido puntuales, de transmisión de imágenes de un continente a otro para ayudar en un diagnóstico difícil.

Científicos de universidades estadounidenses han visto en sus pantallas la resonancia magnética del cerebro de un enfermo de una isla del Pacífico. No obstante, la lentitud de las comunicaciones actuales no ha generalizado este tipo de teleconsultas a través del océano.

Sin embargo, todo parece indicar que las cosas van a cambiar, y pronto. Los avances que los ingenieros de telecomunicación están logrando hará que, en pocos años, un neologismo como es el de telemedicina se convierta en vocablo común. De hecho, el Journal of Telemedicine and Telecare acaba de ver la luz en Gran Bretaña y, en Irlanda del Norte, se acaba de fundar un departamento universitario sobre esta materia.

La razón por la que desde el principio del siglo que viene los computadores y el teléfono puedan ser una herramienta más de trabajo para los galenos, como ha llegado a ser el fonendoscopio, es que la velocidad de transmisión de datos se ha elevado de forma exponencial. En un futuro próximo, habrá centros entrelazados por redes especiales que permitirán que 600 «megabytes» de información pasen de ordenador a ordenador en un sólo segundo. Aunque estas superautopistas -con mayúsculas- estarán únicamente disponibles en centros especiales, lo que parece claro es que velocidades de transmisión del orden de 2 megas por segundo serán comunes en todos los países.

En ese momento, lo normal es que, por ejemplo, un médico residente conecte una noche con su jefe -aunque éste se encuentre en su chalet de la sierra- para enviarle la imagen del escáner de un enfermo que acaba de ingresar y de la que tiene alguna duda. El veterano médico se fijará en la pantalla de su «workstation» y solucionará el diagnóstico a su pupilo de guardia.


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