Plantas Medicinales

L A U R E L


Descripción:
Las hojas de laurel se conservan durante todo el año, y son duras, correosas, de figura de hierro de laza, de color verde oscuro en la haz, algo más pálidas en reverso, de superficie ligeramente alabeada, recorridas a lo largo de una vena de color claro, bien notoria, prominente en la cara inferior, con venillas o nervios secundarios que arrancan de aquella y se pierden antes de llegar al borde, que es entero y con una línea marginal translúcida cuando se mira la hoja a contraluz. Las flores naces de los extremos de las ramas, reunidas en grupitos de cinco en los encuentros con las hojas. Pero hay dos sexos de laureles: los que dan frutos (baguers en catalán), y los que no los dan, que son los machos. Las flores tiene cuatro hojitas cruzadas, de color blanquecino, casi membranosas; las casculinas, con doce estambres de anteras que se abren por dos ventallitas y los internos con dos néctarios, uno a cada lado del filamento; las femeninas, sin anteras, y en el centro de la flor, un pequeño pistilo verde, que se convierte en fruto. Las hojas tienen sabor herbáceo, pero son muy aromáticas.
Florece en primavera
Se cría en los barrancos sombríos y húmedos de las provincias del litoral, donde pueden gozar de un clima no demasiado extremoso ni por la sequedad del estío ni por las bajas temperaturas invernales. Si estos laureles son reliquias de mas extensos lauredales o bien ejemplares nuevos llevados por las aves a aquellas localidades excepcionalmente favorables para su medro es difícil asegurarlo. Los laureles resistieron bien los grandes fríos de febrero de 1956, que fueron realmente, excepcionales.

Por otra parte, en los países costeros de nuestro mar se han hallado restos fósiles de los tiempos interglaciales, no solo de este laurel, sino del laurel de Canarias, algo más friolero. Y, por lo menos en el extremo meridional de la Península, en los barrancos de Tarifa y Algeciras, se hace muy difícil interpretar la presencia de estos laureles como árboles no autóctonos. Cultivado, a menudo a reparo de un muro orientado a mediodía, al laurel se le suele hallar en casi toda España, pero abunda sobre todo en el clima mas lluvioso y templado del Norte y del Oeste. Composición. Según análisis relativamente modernos, la esencia de hojas secas de laurel, en las cuales se encuentra a la proporción aproximada de 4%, se compone en su mayor parte de cineol (alrededor del 50%), con cantidades variables de eugenol libre y, en menor proporción, esterificado, pineno, ácidos orgánicos (acético, isobutírico, valeriánico) en parte también libres, y en parte, esterificados; terpineno, un sesquiterpeno y un alcohol sesquiterpénico, etc.

Frutos
En los frutos de Laurel se halla alrededor del 26% de materias grasas, que en las semillas se reducen al 12,9%; pero la semilla representa el 72% del fruto, así que éste, en su conjunto, viene a dar alrededor del 25% de manteca de laurel. Obtenida a partir de frutos frescos mondados, esta manteca contiene hasta el 84,6% de ácidos grasos insolubles al agua, y las partes flúidas, ácido oleico, linoleico, etc.

Virtudes:
El laurel es tónico estomacal, carminativo y emenagogo. Uso. Esta misma virtud tonificante del estómago, que le excita a segregar sus jugos en las comidas apetitosas, puede ser contraproducente cuanto esta víscera funciona con secreciones superfluas, que conviene más frenar. Entonces es mejor prescindir del laurel y de otras especias, y dar orden a la cocina de que preparen comidas más bien sosas y sin excitantes de ninguna clase: carnes o pescados blancos asados, y con muy poca sal. En cambio, el laurel conviene a los inapetentes, y siempre que sea menester excitar el estómago atónico, cuando pasan las horas y no corrompe los manjares.

En las comidas, las hojas de laurel gozan, pues, de grandes prerrogativas cuando se trata de dar un punto aromático a un buen estofado de perdiz, de liebre o de jabalí. Pero después de una comida insípida puede producir el mismo o parecido efecto la infusión de una par de hojas de laurel en una taza de agua hirviendo: es como fragmentar el estofado en una porción razonablemente alimenticia, que se toma primero, y luego, a los postres, se sirve el aroma que excita la secreción del correspondiente jugo gástrico.

El Dr. Leclerc recomendaba esta misma tisana con doble cantidad de corteza de naranjas amargas; por ejemplo, 4 gr. de hojas de laurel y 8 mondaduras de naranjas en 200 gr. de agua hirviendo con el azúcar a gusto de cada uno. Hay quien recomienda las bayas de laurel, machacadas u puestas a macerar con vino tinto, junto con bayas de enebro. Por ejemplo, 1 onza de cada una de ambas, ligeramente machacadas o partidas, en 1 litro de vino tinto donde se dejan un novenario. Si después de las tres comidas principales se tomo una copita de este vino, las mujeres que han perdido las reglas, si no es por embarazo las recobran.

La manteca que se saca de los frutos se emplea, sobre todo en Veterinaria, para combatir los parásitos. Pero esta misma manteca tiene otras propiedades. Basta poner las bayas, quebrantadas o machacadas groseramente, en un perol con agua, que se calienta. Luego, todavía calientes, se exprimen, y la capa de manteca que sobrenada se recoge y se guarda para el uso en vasijas bien tapadas. Es una manteca calmante; y cuando los carminativos eran más necesarios que ahora - porque las gentes solían comes mas y pero que actualmente -, éste actuaba por unción del vientre. Calmaba o atenuaba los dolores cólicos y daba salida a los gases intestinales, sobre todo cuando se insistía frotando en torno al ombliguito de las criaturas.

Volviendo a Quer, decía de este aceite que "es calefaciente y emoliente, abre los poros y se usa en todos los afectos de nervios y en las enfermedades del oído y fluxiones; y es remedio excelente en las dolencias de riñones que tienen por causa el frío. Y si se hace una embrocación en esta región, no hay cosa más eficaz para aliviar al enfermo que la aplicación de esta untura".

Historia:
Dioscórides nos hablo del laurel en el capítulo 86 del Libro I "Del laurel hay una especie que hace la hoja estrecha y otra que la produce ancha, mas entrambas tienen virtud de calentar y ablandar. Por donde su cocimiento, si se sientan sobre él, es muy útil a la pasiones de la madre y de la vejiga. Sus hojas verdes, ligeramente constriñen; las cuales majadas y puestas en forma de emplastro, valen contra las puncturas de las avispas y abejas. Mezcladas con una pucherilla de harina y con miga de pan, mitigan toda suerte de inflamación. Bebidas, enternecen el estómago y le provocan a vómito. Las bayas tienen más fuerza de calentar que las hojas; y así, majadas y incorporadas con miel o con vino paso, y dadas en forma de lamedor, aprovechan mucho a los ptísicos y a los asmáticos, y valen contra todos los humores que destilan al pecho. Bébense con vino contra la punctura de alacrán, y sanan los albarazos. Insílase cómodamente su zumo con vino añejo y aceite rosado contra la dificultad de oír y contra los dolores de oídos.

Mezclase en las medicinas que mitigan cansancio y en los ungüentos de caliente virtud y resolutivos. La corteza de la raíz rompe la piedra, mata la criatura en el vientre, y bebiéndose de ésta tres óbolos con vino odorifero, es útil a los enfermos del hígado"

- Consagraron el laurel los antiguos, al dios Apolo, y con él se coronaban, en los tiempos pasados todos los emperadores de Roma.

- Tiene el laurel, en sí, virtud de producir fuego. Porque si fregamos dos palos de laurel secos, uno con otro, y les echamos encima un poco de azufre pulverizado, presto se alza la llama. Echadas las hojas de laurel al fuego, dan estallido como la sal, que hacen saltar la brasa.

- El zumo de las bayas y hojas tiene fuerza contra veneno, y, sorbido por las narices, descarga maravillosamente el celebro. El aceite laurino es admirable remedio contra la perlesía, contra el espasmo y contra las pasiones frías de nervios.


ACCU ACTUAL Nro.17
Asturias - Octubre 1998