Sábado Extraño

por: Miguel Angel


Steve llevaba una semana de mucho trabajo y decidio que el sabado seria el día perfecto para irse al campo, respirar aire puro, descansar y pasar un buen dia.

Su piso estaba en las afueras de la ciudad y justamente al lado de los poligonos industriales, lugar no muy apropiado para respirar aire puro y fresco, se levantó temprano para disfrutar más del día y cogió su automovil para desplazarse a su lugar favorito, tranquilo en medio de la naturaleza.

El lugar elegido por Steve estaba cerca de la ciudad ya que desde el poligono se veian las sierras al fondo y tardo menos de una hora en llegar al lugar donde habitualmente deja su coche y se dispone a andar.

Desde ese lugar se veia como la sierra estaba encima de su cabeza y justamente enfrente de él.

Steve caminó a traves de un camino apedredado y subes y bajas constantes, pareciese que estaba montado en una montaña rusa solo que su cansancio no iba consigo en tal diversion.

A los lados se veia la vegetación tipica de monte bajo, arbustos, tomillo, romero y algunos encinares desperdigados entre los arbustos, él se lo estaba pasando muy bien, el aire puro inundó sus pulmones en cada respiración y cada olor, su olfato lo apreciaba como un buen dulce que saboreaba cada segundo.

Durante el trayecto cogio bellotas de los encinares, las bellotas las cogia para su mujer Stela que le gustaba disfrutar del delicioso manjar de la sierra, se froto las manos con el romero y su ropa prendio ese olor.

Despues de una larga caminata vio que a la derecha del camino habia un viejo caseron abandonado y creo ver divisar un riachulo de agua, como él estaba sediento, ni corto ni perezoso, quiso beber agua de ese lugar.

Muy decidido abandonó el camnio que estaba andando y se propuso cambiar el trayecto hacia el lugar.

La pendiente que habia desde el camino hasta la parte baja del viejo caseron era muy escurrediza y tuvo bastantes problemas para bajarla, cuando ya hubo bajado vio dos o tres eucapliptos altos y un olor empapo su olfato, Steve hizo una fuerte respiracion para coger todas las propiedades del olor a eucaplipto, enfrente de él se veia muchos olivos en flor, eran viejos y fuertes como el caseron que tenia enfrente, al cruzar los olivos, vio una sombra negra de una persona pero no le dio importancia a lo ocurrido, supuso que muchas personas conocian ese lugar y otro igual que él estaria paseando ese precioso lugar.

Al mirar hacia arriba vio una gran montaña llena de pinares, al lado de la montaña habia otra pelada con pocos arbustos.

Steve se dispuso a ver el caseron más de cerca y camino hacia él.

Antes de llegar al caseron vio un pequeño caudal de agua que provenia del mismo caseron, todo alrededor del caseron estaba lleno de eucapliptos, cuando hubo encontrado el origen del caudal de agua, bebió y estaba fresquita, a él no le parecio normal esa temperatura ya que estaba en pleno verano pero no le importo demasiado y bebió mucho agua para saciar su sed de la gran caminata que llevaba recorrida hasta entonces.

El caseron era viejo y parecia propio de los caserones de principios de Siglo XX, al lado del caseron habia una especie de establo o lugar donde se guardaba cosecha o animales de cada año.

Como el caseron estaba viejo pero con toda su extructura se le ocurrio entrar y ver como era por dentro, la puerta era de madera olivo y tenia extraños grabados escritos en latin, por lo poco que sabia Steve de aquellas cosas dedujo que era el año en que hicieron el caseron.

Al abrir la puerta escucho un extraño ruido, un crujido muy fuerte, al mirarse los pies vio que habia roto una vieja rama de un arbol, ya dentro del caseron, lo primero que vio fue la entrada que curiosamente estaba repleta de viejos muebles, parecia que estaban de mudanza, ocultos por medio de sabanas, extraño en un lugar abandonado pensó Steve.

Se recorrio cada palmo del caserio y vio que todas las habitaciones estaban iguales, hasta que de pronto en una habitación vio un precioso cuadro de una mujer bella y se quedó mirandola un largo rato, la mujer del cuadro vestia ropa victoriana propia del siglo XIX, con un bonito sombrero y un paraguas en la mano derecha, él supuso que seria un antepasado del dueño/a de ese lugar pero de repente Steve escuchó una voz de no se sabe donde que dijo:

-         Steve, sal de la casa dijo la voz parecida a la de una mujer.

Él no hizo caso y siguio en la casa más tiempo, otra voz de niño salto diciendo:

-         Steve ¿ quieres jugar conmigo ¿

Al instante Steve oyo pasos y risas de niños como jugueteando en aquel lugar, todas esas cosas ya empezaban a asustarle, aunque la voz de la mujer insistia en que abandonara ese lugar, pero el siguio todavia más tiempo.

Steve entró en una de las tantas habitaciones que tenia el caseron y vio que los cajones de un armario estaban abiertos y se encontró con unas joyas preciosas y tuvo la genial idea de ponerse un anillo.

La habitación empezo a ponerse con una luz blanca brillante y pequeñas luces de color rojo invadieron la habitación, Steve no salia de su asombro y de lo asustado que estaba se quedo quieto mirando el espectaculo, las luces parpadeaban tan rapido que pareciese que el firmamento de las estrellas estaban en esa habitación, despues se empezaron a oir gemidos y gritos de personas pidiendo perdon por sus pecados, los niños gritando y jugando no cesaban de escucharse voces y más voces, Steve del miedo empezó a sudar y en vez de correr saliendo de ese lugar se quedó inmovil y paralizado del miedo.

Cuando termino el espectaculo de las luces, sombras negras se cruzaron entre él y golpes y más golpes empezaron a darle al pobre Steve, un fuerte golpe de una de las sombras negras le hizo caerse al suelo, pero los golpes siguieron y siguieron.

-         Steve, cariño, despierta ¡es sabado! Dijo Stela.

Cuando él abrio los ojos miró su reloj y se dio cuenta que era una pesadilla más que habia tenido.
 
 


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