DESCUBRIMIENTO SOBRE EL COMPORTAMIENTO DE LOS INTESTINOS TRAS LA CIRUGIA


    Estudios efectuados en ratas han revelado que una mayor fermentación causada por las bacterias en el ciego, la parte donde el intestino grueso se une al intestino delgado, puede compensar la menor absorción de nutrientes que se produce tras la extracción de gran parte del intestino delgado.

    Los cirujanos extraen frecuentemente tramos del intestino delgado para tratar enfermedades como el cancer o la Enfermedad de Crohn. Sin embargo tales resecciones tienen sus límites, puesto que los humanos tienden  a desarrollar problemas en la absorción de nutrientes cuando se extrae más de la mitad del intestino delgado.

    El doctor Timothy O'Connor, un investigador postdoctoral de la Universidad de California (Los Angeles, UCLA) ha sido el primero en plantear que la fermentación en el ciego puede compensar la disminución en la capacidad del intestino delgado tras una importante operación quirúrgica. Durante sus estudios con ratas, el y sus compañeros extrajeron más del 80% del intestino delgado de los animales, y observaron que el 70% del intestino volvía a crecer en una semana. Sin embargo, la estructura celular del nuevo intestino estaba inmadura y tenía solo un 30% de la eficiencia del órgano original. Esto implicaba que existía un déficit, tras la resección, en la capacidad del intestino delgado para absorber los nutrientes, a pesar del impresionante crecimiento del intestino. Las ratas lograron sobrevivir y el ciego de las mismas asumió parte de la carga de trabajo del intestino delgado debilitado.

    Puesto que el ciego contiene bacterias, cuanto más "combustible" se les suministra más se desarrollan. ¿Cómo se aplicaría ésto a los humanos?. En la mayoría de las operaciones efectuadas en humanos se extrae como máximo un 50% del intestino delgado. Las investigaciones están mostrando que los humanos son capaces de obtener el 40% de su energía a partir de la fermentación en el intestino grueso, incluso a pesar de que el ciego no está tan desarrollado. Esta investigación abre las puertas a operaciones más radicales y con posibilidades de éxito. Otra aplicación de los resultados de la investigación sería comprender la capacidad del ciego para contribuir a las necesidades nutricionales, y luego alimentar a los pacientes con alimentos de los que el ciego pueda obtener el máximo provecho. Por ejemplo, las grasas no se fermentan mientras que los carbohidratos lo hacen muy bien.

       Otros estudios podrían ayudar a identificar qué señales neuronales u hormonales disparan una mayor actividad del ciego. Una vez que esas sustancias químicas sean identificadas, los médicos podrían inducir artificialmente una mayor actividad del ciego tras una operación quirúrgica.

Nota:
       Estos resultados fueron hechos públicos en la Conferencia sobre biología experimental de 1998 celebrada en San Francisco.